martes, 14 de abril de 2009

TURANDOT
(de origen persa significa La Hija de Turan)






La última ópera de Giacomo Puccini...
sobre el libreto de Giuseppe Adami y Renato Simoni
Comenzó a escribirla en enero de 1921
Mientras trabajaba en su obra, lo sorprende la enfermedad
(cáncer de garganta)
Trabajó con prisa toda la orquestación hasta el tercer acto de la muerte de Liú.
Ya ingresado en una clínica de Bruselas, siguió trabajando en su obra.
Al morir el maestro el 29 de noviembre de 1924, dejó 36 páginas de bocetos de duo
y la última escena.
Se encargó a Franco Alfano, el final de la obra, quien tardó 6 meses para completarla.En
el día del estreno en La Scala, (Milan) cuando muer Liú, y el coro canta: "Liù, bontà perdona! Liù, docezza, dormi!
Oblia! Liù! Poesía!" Toscanini se volió al público desde el podio dejando la batuta y con voz queda y emocionada
meintras lentamente se bajaba el telón, pronunció las siguientes palabras:"Qui il Maestro finí"
("Aquí finaliza la ópera, porque en este lugar murió el Maestro":)
La versión completa con el final de Alfano, se interpretó la segunda noche después del estreno.

La historia de desarrolla en Pekín en una época legendaria.


SINTESIS DEL ARGUMENTO


1er acto: Ante el muro de la ciudad prohibida. Liù y su amo Timur, un rey destronado, reencuentran con el príncipe Calaf. Un mandarín anuncia el trágico edicto de la Princesa Turandot. Todo hombre de sangre real que pida su mano en matrimonio será llevado al patíbulo, siguiendo un voto de venganza de su antepasados, si no aciertan las tres adivinanzas. Estas adivinazas han causado muchas muertes. Ahora su nueva víctima es el joven príncipe de Persia. Aparece Turandot dando la señal para la ejecución. Calaf queda prendado de su belleza, quiere pedir su mano. Ni la súplicas de Liù, que en secreto está enamorada del él, ni las advertencias de los tres ministros, Ping, Pang y Pong, consiguen disuadirlo.
2o acto: En un pabellón los ministros hablan preocupados por el cruel juego de Turandot. La multitud se ha congregado en la gran plaza. El emperador Altoum presencia las adivinanzas, y milagrosamente Calaf las adivina todas. El pueblo vibra de alegría, pero la princesa asedia a su padre para que esta vez no se cumpla el reglamento. Finalmente Calaf desiste, porque no quiere recurrir a la fuerza, sino al amor verdadero y generoso de Turandot, le propone que si al día siguiente por la mañana ha descubierto su nombre, morirá derrotado. Turandot acepta.

3er acto: Por orden de la princesa, todo el pueblo tiene que encargarse de descubrir el nombre del príncipe extranjero. Timur y Liù son interrogados porque se les vio hablar con Calaf. Para que el viejo Timur no sufre la tortura, Liù dice que ella es la única persona que sabe su nombre. Turandot ordena torturar a Liù, pero la joven esclava dice a la princesa que el amor que él siente le da valor para morir antes de traicionar a su amado, se apuñala con una daga. Turandot se conmueve, Calaf la abraza, y la besa, y él mismo le dice su nombre. A la mañana siguiente. ante el emperador y todo el pueblo, Turandot dice que el nombre del extranjero es Amor.


ALGUN DETALLE DE LA OBRA:

Una de las partes más difíciles de la ópera se encuentra en el segundo acto y se inicia con la frase In questa reggia, cuando Turandot explica la razón de su comportamiento. Musicalmente, esta parte exige sobreagudos por parte de la soprano, que combinados con la capacidad wagneriana que requiere el personaje, la hacen particularmente difícil. En el tercer acto se encuentra una de las arias más conocidas para tenor, Nessun dorma, que representa la victoria del amor sobre el odio, donde Calaf canta que nadie duerma para descubrir el nombre del joven héroe. Otro aspecto musicalmente notable es el enfrentamiento entre tenor y soprano, en el segundo acto, que muchos comparan con lo que hizo antes Puccini en Tosca, también en el segundo acto, cuando enfrenta las voces del barítono y la soprano, Scarpia y Tosca.



las tres adivinanzas:



"¿Quién es el fantasma que cada noche nace de nuevo en el hombre y muere cada día?". El príncipe piensa y acierta respondiendo: "la esperanza". Nuevamente ella pregunta: "¿Qué es lo que flamea como una llama y no es fuego, y arde como la fiebre, pero se enfría en la muerte?", siendo la respuesta del príncipe "la sangre". Finalmente, temblorosa y perdiendo la compostura, formula su tercera pregunta: "¿Qué es lo que quema como el hielo, y cuanto más frío es, más quema?". Al verlo dudar por varios instantes, Turandot ríe de la suerte del concursante. Éste, al observarla directamente a los ojos y contemplar su belleza, se reincorpora triunfante y responde: "Turandot".

sábado, 7 de marzo de 2009

TITO SCHIPA












LECCE, ITALIA, 2 DE ENERO DE 1889
NUEVA YORK, USA, 16 DE DICIEMBRE DE 1965


Raffaele Attilio Amadeo Schipa nació en Lecce, el 2 de enero de 1889, en el seno de una familia modesta en la región más pobre de Italia. Aunque fue un estudiante perezoso, desplegó un talento precoz para cantar. Se puede decir literalmente que “nació para cantar”. Como era de complexión delgada y bajito de estatura le apodaron “Tito” (Titus, en el dialecto Leccese significa pequeño o diminuto). A este apodo le debe mucho su gloria artística.
Fue de los pocos tenores italianos que conocieron el éxito a una edad muy temprana y, a diferencia de Caruso, sí llegó a ser “profeta en su tierra”. En la actualidad existe un Concurso que lleva su nombre, con sede en su ciudad natal. Su debut, aunque no muy afortunado, lo hizo en 1909, a la edad de 20 años, interpretando el papel de Alfredo en la Traviata en el Teatro Facchinetti de Vercelli. Su consagración definitiva la alcanzó antes de cumplir los 30 años, algo que no se ve con mucha frecuencia en la carrera de un cantante lírico. Por ejemplo, Pavarotti debutó a la edad de 28 años, y hasta los 33 años comenzó a ser un cantante ampliamente reconocido.
Es interesante saber que un “tenor ligero”, como lo era Schipa, haya tenido una carrera tan longeva como fructífera. Más cuando se entera uno que era un cantante con demasiadas limitaciones vocales. ¿Entonces, cómo un cantante así, logró convertirse en una figura de la lírica mundial? Para responder a esta pregunta voy a trazar unos paralelos entre Chopin y Schipa.
Chopin era un pianista de complexión delgada y apariencia enfermiza, que dada su debilidad física no podía competir con pianistas atléticos que “desfondaban el piano”. Sin embargo, fue declarado por Mendelsohn como el “virtuoso perfecto”. Sencillamente, Chopin suplió la fuerza con su encanto incomparable, al momento de pulsar las teclas. Dada la velocidad con que recorría el marfil del teclado muchos creyeron que sus manos llevaban un par de alas, o bien, que eran como serpientes. Su talento como compositor es punto aparte. Algo así sucedió con Tito Schipa, no poseía una voz demasiado potente ni con tonos musculares, tenía dificultades para las florituras, no alcanzaba a emitir un do de pecho, le faltaba fondo a su voz; en este sentido era demasiado estrecha, y si por si esto fuera poco, ni siquiera contaba con una voz particularmente bella o, en su defecto, con la suficiente fortaleza para producir los clímax vocales intensos, que caracterizan al estilo verista. No obstante se considera genio de la vocalidad. Su instinto musical lo colocó en un lugar privilegiado de la lírica mundial. Schipa, más que ningún otro cantante en la historia, supo sacarle provecho a sus dotes naturales, a base de ingenio e inspiración; al igual que Chopin, creó un estilo original y personalísimo para interpretar la música. Sin duda, en el arte interpretativo vale más gracia que fuerza.
Pavarotti llegó a afirmar que era veinte veces más importante poseer una línea de canto que cantar notas altas. Y efectivamente Schipa poseía una gran línea. Con un desarrolladísimo sentido de la musicalidad pudo superar todas sus limitaciones. “Era como un capitán que guiaba su barco (su voz) en medio de aguas turbulentas de una manera ejemplar”. Y siempre se mantuvo a flote sorteando un sinnúmero de dificultades vocales casi sin esforzarse. Al faltarle las poderosas notas altas, Schipa hilvanó las delicadas filaturas que acarician el oído. Al carecer de una voz densa en el registro medio, enriqueció su canto con sutiles alargamientos rítmicos y con exquisitos sombreados dinámicos. Tuvo la habilidad de encontrar el acento correcto para dar énfasis a una sola palabra o nota—o en cambiar repentinamente el color del tono, la dinámica y el ritmo que configuran una frase y en imprimirla para siempre en la memoria del oyente. Empleando estos efectos con un talento innato, nunca se vio forzado a estirar o romper la línea vocal. Bidu Sayao dijo que Schipa “cinceló las frases como un orfebre.”
Gracias a estos dones, Schipa se sostuvo frente a un ejército de tenores italianos. Sus grabaciones demuestran por qué pudo mantenerse codo a codo con otros cantantes carismáticos como Gigli, Martinelli y Lauri-Volpi. A cada aria o canción que interpretó, le puso como sazón su gracia y encanto incomparables. Él no tuvo necesidad de “tomar por asalto” a sus oyentes, como otros tantos tenores spintos o dramáticos. Antes bien, sedujo al público. En España los llamaron “el encantador”. También Chopin conquistó, o mejor dicho, sedujo, a los franceses, con “le charme” (el encanto) cuando arribó a París para radicar ahí. Y no sólo a los franceses sino a cualquier oyente de su tiempo, de hoy y de mañana. Su arte, se caracterizó, como el de Rafael, por su belleza apolínea, claridad, gracia, elegancia y refinamiento. Eso mismo puede decirse del ruiseñor de Lecce.
Schipa no sólo se mantuvo, digamos en la competencia, (aunque nunca fue considerado un real competidor, ni siquiera por Caruso) sino que despertó la admiración de sus demás compañeros de profesión. Beniamino Gigli llegó a decir: “Aunque muchos de nosotros (los tenores), en teoría, poseemos un potencial vocal mayor que el de Tito Schipa, hemos tenido que doblar nuestras rodillas ante su grandeza.” Efectivamente, Schipa fue el cantante que más provecho le sacó a su potencial vocal. En eso radica su grandeza. Hay una buena cantidad de tenores con una voz más atlética o musculosa que nunca lograron producir el mismo efecto que Schipa consiguió sobre sus oyentes. Y eso, si se considera, que tiene una considerable cantidad de grabaciones acústicas, entre 1913 y 1927, cuando aún no se habían revolucionado las técnicas de grabación en la industria disquera. Estas técnicas tan primitivas, ya de por sí ponen en desventaja a tenores como Schipa, Caruso e incluso Gigli frente a otros de una o dos generaciones posteriores, como Bjorling, Del Monaco, Di Stefano y Corelli.
La mayoría de estas grabaciones tempranas llevan el sello del talento artístico de Schipa: el fraseo elegante, la dicción clara y el estilo interpretativo agraciado. La acústica capta su voz en el fresco rubor de la juventud. Algunos tonos tienden a ser guturales y roncos—especialmente en los registros más graves—pero muchos flotan mágicamente sobre la respiración. Después, Schipa debió haber encontrado una gama más amplia de colores vocales y entonces, supo refinar su voz para efectos permanentes y, claro, ya pudo ejecutar los delicados diminuendos que se convirtieron en el sello de la casa de su arte vocal. Schipa demostró ser un maestro de la artesanía vocal cuando construye un legato fluido y lo modula con cambios constantes en los contornos dinámicos, y mediante expresivas expansiones y contracciones rítmicas. Los archivos de audio también documentan las limitaciones de Schipa. Evita el Do agudo, transponiendo un semi-tono abajo en las arias de Fausto (Salve dimora casta e pura) y La Bohème (Che gelida manina). Lo sustituye con un Si natural que no llega a producir un clímax vocal, comparable al que logran Jussi Bjorling y Mario del Monaco, respectivamente, en estas arias. La carencia de una técnica completa de florituras en el“Ecco ridente in cielo” toscamente fraseado, muestra que Schipa no podía trinar ni producir florituras con el dominio técnico de un virtuoso vocal genuino. No obstante, sus interpretaciones, de estas arias en particular, siguen siendo admiradas como ornamentos raros y preciosos de la gran opera.
Siendo Schipa de la cuerda de “tenor de gracia”, se especializó en papeles para tenor lírico, tanto del repertorio italiano como del francés, y en piezas de música ligera, incluso popular. Dominó a la perfección la canción napolitana e igual cantó en once idiomas diferentes siendo el italiano, francés, español e inglés, los principales. En el idioma español, para fortuna de todos los hispano parlantes, dejó abundantes testimonios de su arte incomparable: Por ejemplo, sus interpretaciones de A la orilla de un palmar, Un viejo amor, Quiéreme mucho, Amapola, Princesita, Ay, Ay, Ay, Granadinas y Valencia, entre otras, sirvieron de modelo a una pléyade de tenores mexicanos y españoles, tales como José Mojica, Alfonso Ortiz tirado, Pedro Vargas, Tito Guízar, Nicolás Urcelay, Néstor Mesta Chaires (su alter ego mexicano), Salvador García, Genaro Salinas (el tenor de la voz de oro), Alejandro Algara, Alfredo Sadel (el Schipa Venezolano), y Alfredo Kraus (el más digno sucesor de Schipa, durante la segunda mitad del siglo XX). Entre los tangos, destacan La cumparsita, Dímelo al oído, Dónde estas corazón y El gaucho. Su estilo interpretativo influyó sobre Carlos Gardel (su discípulo) y de ahí, a Hugo del Carril y otros grandes intérpretes argentinos, dejando una huella indeleble en el espíritu de este género musical.
Gracias a la influencia que también ejerció sobre tenores de la segunda mitad del siglo XX, como es el caso de Giuseppe Di Stefano, Carlo Bergonzi, Luciano Pavarotti y José Carreras (a través de Di Stéfano), puede considerarse a Schipa como una referencia absoluta para cualquier tenor lírico que aparezca en el orbe. Mientras los estilos interpretativos de Caruso, y aún el de Gigli, suenan algo anticuados para nuestros días, el de Schipa sigue siendo actual. Es sorprendente que Schipa parezca pertenecer a una generación más reciente. Durante una década llegó a ser coetáneo de Caruso. Éste lo oyó cantar en nueva York un año antes de su muerte.
Y ya que tocamos a Caruso, no puede pasarse por alto su importancia en la historia del canto. Ramón Vargas afirmó que todos los cantantes líricos actuales son hijos artísticos del gran tenor napolitano. Sin embargo, muchos de los tenores que he mencionado, confesaron sentirse ligados musicalmente a Schipa. Se puede considerar a éste como el prototipo del tenor anti-Carusiano, así como Chopin podría considerarse un compositor anti-germánico, particularmente anti-Beethoven o anti-Wagner (aunque éste fuera posterior). Gigli también se oponía a Caruso en la forma de interpretar la música pero no en los procedimientos. Martinelli, Lauri-Volpi y Pertile eran, claramente, afines a Caruso. Cuando éste falleció, en 1921, todos compitieron por la herencia. Schipa se la adjudicó, declarándose el sucesor de Caruso, cuando en realidad fue su más claro antagonista. Frente a la voz robusta, potente, llena de portamento, de Caruso; la suya fue una voz dúctil, dulce y aterciopelada, capaz de comunicar toda la gama de sentimientos humanos de un modo sutil, casi sugerente. Sin proponérselo, Schipa creó una escuela de canto basada en principios relativamente opuestos a los de Caruso. Esta corriente, llegó a predominar ampliamente en el ámbito de la música ligera o popular, desde la muerte de Caruso hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial. En este período se sitúa la época dorada en la carrera artística de Schipa. En el período de posguerra otra vez volvieron a predominar los tenores “vociferantes” como Mario del Mónaco, Franco Corelli, Jon Vickers y Plácido Domingo, que hoy pueden considerarse como claros sucesores de Caruso.
Schipa fue también uno de los cantantes más longevos de la historia, su trayectoria artística se sitúa desde 1909 hasta 1964, año de su muerte, abarcando un total de 56 años. Desde luego, después de cumplir los 60 años, grabó muy poco. Según crónicas, dio su último recital en Argentina, en 1954, consagrándose a la enseñanza en los últimos años de vida. Muchos de sus discípulos, fueron cantantes sobresalientes (uno de ellos, presumiblemente, fue el tenor mexicano Genaro Salinas). Cuando falleció, tuvo la satisfacción de ver que un heredero suyo, el excelso “tenor ligero” Alfredo Kraus, ya despuntaba como una de las grandes figura en el mundo de la lírica. También Kraus fue un artista sumamente longevo, porque, siguiendo la línea de su Maestro, se empeñó en interpretar un número de papeles estrictamente reducido dentro del repertorio. Por causalidad eran casi los mismos papeles que Schipa abordó con insuperable maestría. El error más frecuente en que incurren muchos cantantes es el de abordar papeles que no corresponden a su cuerda o que quedan un tanto fuera del alcance de sus posibilidades vocales. Schipa es el mas claro ejemplo de un tenor que sabía exactamente qué piezas se acomodaban mejor a su voz, y por ello mantiene un nivel de excelencia en todas y cada una de sus interpretaciones, según lo atestiguan sus numerosas grabaciones.
Como ejemplos, debo señalar una serie de interpretaciones, que a mi juicio, son referencias obligadas dentro del repertorio lírico: “Che faró senza Euridice (Orfeo y Euridice de Gluck); “Dalla sua pace” e “Il mio tesoro” (Don Giovanni de Mozart), ); “Ecco ridente in cielo” (Barbero de Sevilla de Rossini); “Tu che a Dio spiegasti” (Lucia de Lamermoor de Donizetti; “una furtiva lacrima” (L’elisir d’amor de Donizetti); “Pourquoi me reveiller” (El Werther de Massenet; “Ella mi fu rapita” (Rigoletto de Verdi); “E la solita storia” (L’Arlesiana de Cilea); “Rugiadose, odorose” de Scarlatti; “Marecchiare” y “A vucchella” de Tosti; “Passione” de Valente, “Mandulinate e sera” y “Torna Piccina mia”.
Sin duda, todo aquel que de jacte de ser buen cantante, tendrá muy en cuenta el legado de Rafaelle Atilio Amadeo Schipa, universalmente conocido como Tito Schipa. Este pequeño orfebre vocal, exquisito productor de tonos, es uno de los gigantes de la lírica de todos los tiempos. Por su perfil merece ser considerado “El Rafael del Canto”.

jueves, 5 de marzo de 2009

COSI FAN TUTTE



"Así hacen todas" o "La escuela de los amantes".

Música de Wolfgang Amadeus Mozart.
Libreto de Lorenzo Da Ponte.
Compuesta entre 1789 y 1790.

En esta ópera, de estilo bufo italiano, Mozart consigue resultados excelentes sin necesidad de tantos recursos como en Las bodas de Fígaro y Don Giovanni, sus otras colaboraciones con Da Ponte.

Così fan tutte se ha calificado en numerosas ocasiones como una "ópera geométrica", tanto musicalmente, por la disposición de sus arias, como por el argumento: dos parejas, frente a frente, Ferrando y Dorabella, Guglielmo y Fiordiligi, que a partir de los disfraces de ellos intercambian a las prometidas. En ambos extremos de la escala social, Don Alfonso, el viejo filósofo que está dispuesto a entretener su ocio jugándose cien cequíes para demostrar sus afirmaciones. En el otro extremo Despina, la criada lista, cuyo móvil es el dinero.


Ferrando y Guglielmo, dos jovenes oficiales, estando convencidos de la fidelidad de sus novias, Dorabella y Fiordiligi, aceptan el reto que les plantea un viejo amigo, Don Alfonso, apuestan cien cequíes y pondrán a prueba la fidelidad de las chicas. Fingen su marcha a la guerra para volver con disfraces exóticos y hacer cada uno la corte a la novia del otro. Pronto el juego picaresco se convertirá en algo serio y surgen nuevas parejas. Probada su traición amorosa, al final las dos mujeres son las engañadas. "Así hacen todas", resume Don Alfonso en la moraleja de este duro alecciónamiento y vuelve a juntar las parejas "correctas". Se hacen las paces pero queda la duda: ¿ Acaso no habrían sido mas felices las parejas "equivocadas" ?



Como casi todas las buenas comedias, Così fan tutte posee una considerable entretela crítica. Hay una mirada profundamente melancólica sobre esas dos nuevas parejas que podrían ser y no fueron, o sobre el retorno a compromisos añejos sólo porque la palabra está dada. Sin embargo, la fidelidad aparece también como algo positivo. Y la tolerancia. Lo cómico se mezcla con lo trágico, y los valores que se cuestionan, a la vez se reivindican. Los intérpretes afrontan, pues, situaciones complicadas. Servidas, además, con una música excelsa por sí misma y generadora de esa complejidad, de esa ambivalencia que los cantantes han de traducir.

sábado, 28 de febrero de 2009

LA PRIMERA OPERA










La palabra OPERA en italiano significa obra.
sugiriendo que combina las artes del canto coral y solista, declamación, actuación y danza en un espectáculo escénico. Dafne de Jacopo Peri fue la primera composición considerada ópera, tal como la entendemos hoy. Fue escrita alrededor de 1597, bajo la gran inspiración de un círculo elitista de literatos humanistas florentinos, conocidos como la "Camerata de' Bardi". Significantemente, Dafne fue un intento de revivir la tragedia griega clásica, parte del más amplio revivir de las características de la antigüedad, propio del Renacimiento. Los miembros de la Camerata consideraban que las partes corales de las tragedias griegas fueron originalmente cantadas, y posiblemente el texto entero de todos los roles; la ópera entonces fue concebida como una manera de "restaurar" esta situación. Dafne se halla perdida. Una obra posterior de Peri, Euridice, de 1600, es la primera ópera que ha sobrevivido. El honor de ser la primera ópera que aún se presenta regularmente le corresponde a L'Orfeo de Claudio Monteverdi, compuesta para la corte de Mantua en 1607.


Argumento: El prólogo transcurre en la corte del duque de Mantua. Allí anuncia la duquesa, vestida como la Música (o la musa de la música), que contará a todos los presentes una fábula. Como tema elige la leyenda de Orfeo, el poeta mítico cuya música era capaz de conmover a los animales salvajes, a las piedras e incluso a los poderes del mundo subterráneo.

En el acto primero, Orfeo y Eurídice celebran sus bodas y las ninfas y pastores los rodean danzando con alegría. Antes de su unión definitiva los dos amantes deben separarse una vez más por un breve tiempo, a fin de pedir la bendición y el auxilio de los dioses.

En el acto segundo, Orfeo recorre Tracia cantando alegremente. Piensa en la época en que vivía triste allí, pues su amada Eurídice todavía no le había dicho que le correspondía. Aparece una mensajera y anuncia que Eurídice ha muerto mordida por una serpiente venenosa mientras recogía flores. Sin vacilar, Orfeo parte para rescatar del mundo subterráneo a su amada, sin la cual no habrá vida para él, o para quedarse junto a ella para siempre en el reino de las sombras. La Esperanza conduce a Orfeo por ese difícil camino.

En el acto tercero, Orfeo ha alcanzado las puertas del tenebroso reino. La Esperanza debe abandonarlo allí: así lo estipulan las leyes. Caronte se niega a transportar a Orfeo por el río de los muertos; sin embargo, no puede resistirse al canto de Orfeo y cae en un ligero sueño. Orfeo empuña los remos y se dirige hacia las regiones vedadas a los mortales.

En el acto cuarto, Orfeo se encuentra frente al soberano del mundo subterráneo. Proserpina, la esposa de Plutón, ruega a éste se le conceda lo que pide el poeta. Plutón consiente en el regreso de ambos amantes a la superficie. Solamente pone una condición: Orfeo no debe mirar a Eurídice en ningún momento durante el regreso. Su firmeza debe sufrir difíciles pruebas; las Furias rodean a la pareja y amenazan a Eurídice. Desesperado, Orfeo se vuelve para mirarla, entonces la figura de Eurídice desaparece en la niebla, se pierde para siempre.

El acto quinto nos muestra al consternado Orfeo, que vive otra vez en Tracia, cuyo espíritu recuerda incansablemente a Eurídice, en medio de un salvaje dolor. Por último, Apolo se apiada de él y lo convierte en una estrella que brilla para siempre en el cielo. Conmovidos, los pastores alaban su amor fiel y su arte inolvidable.

Fuente: La leyenda de Orfeo, cantada y expresada en imágenes infinidad de veces: supremo canto al amor, símbolo del poder de la música.

Libreto: El Renacimiento, y el origen de la ópera, estrechamente ligado a él, vieron en esta leyenda el tema ideal para un drama musical. Alessandro Striggio redactó la favola con bellos versos.

Historia: La ópera se estrenó al comienzo del carnaval de 1607, posiblemente el 22 de febrero de ese año, en el palacio de Mantua, y produjo una fuerte impresión. El comienzo de la fiesta indudablemente brillante en cuyo marco tuvo lugar el estreno lo constituyeron unas fanfarrias que Monteverdi compuso para su señor, el duque Francesco Gonzaga. Puesto que muchos de los instrumentos utilizados por el compositor fueron sustituidos poco después por otros “más modernos” y cayeron en el olvido, la obra fue interpretada en épocas posteriores con instrumentos que no hacían justicia a su belleza. Sólo en nuestra época, muy interesada por conocer las épocas lejanas de la historia de la música, se ha llegado a reconstruir con la mayor fidelidad posible los instrumentos antiguos. Hoy en día se vuelven a utilizar violines barrocos, que en vez de las modernas cuerdas de metal emplean cuerdas de tripa, violas tenor, violines piccoli, de gamba, violones, guitarrones, arpas antiguas, flautas dulces de diferentes registros, chirimías, cornetas, trombones barrocos, dulzainas y por supuesto también el clavicémbalo. De esa manera logramos una amplia aproximación a la sonoridad que creó Monteverdi y que parece haberse puesto en práctica por primera vez en esta ópera.

jueves, 26 de febrero de 2009

ROMEO Y JULIETA DE CHAIKOVSKI





Romeo y Julieta de Chaikovski
La obertura "Romeo y Julieta" se ajusta a los lineamientos de la forma sonata más que al argumento de la obra de Shakespeare. De allí que no sea muy específica como música programática. No obstante, ciertos temas efectivamente representan a diversos personajes y episodios del drama. Compuesta durante los últimos meses de 1869, la obra fue estrenada el 16 de marzo de 1870 por la Sociedad Musical Rusa.

Romeo y Julieta fue compuesta durante los últimos meses de 1869. Fue estrenada el 16 de marzo de 1870 por la Sociedad Musical Rusa, dirigida por Nicolai Rubinstein, en Moscú. Chaikovski revisó extensamente la obra en 1870 y nuevamente en 1880.

El compositor Mily Balakirev (1837-1910) era un sujeto bastante entrometido. No se contentaba simplemente con escribir su propia música. Deseaba meter mano en la creación de la música de varios otros compositores también. De este modo se convirtió en el líder del grupo de nacionalistas rusos conocidos como Los Cinco Grandes y también se hizo amigo de Chaikovski y le dio muchas sugerencias detalladas acerca de diversas composiciones. No solamente tomó parte activa en la creación de Romeo y Julieta sino que también, muchos años después, suministró un programa y consejos específicos de composición sobre la Sinfonía Manfred.

Balakirev le escribió a Chaikovski en el otoño de 1869, sugiriendo la composición de una obertura basada en Romeo y Julieta de Shakespeare. Balakirev incluyó algunas partes musicales que consideraba apropiadas para la apertura; describía métodos de trabajo exactos para ayudarle a Chaikovski a encontrar inspiración; detallaba las tonalidades para las diversas secciones de la pieza. Chaikovski era joven, impresionable e inseguro de sí mismo. Apreciaba el interés de Balakirev, en lugar de resentirse con la interferencia. Chaikovski hasta llegó a presentarle a Balakirev la composición terminada para que este le hiciera correcciones.

A Balakirev le agradó gran parte de la obra, pero criticó el primer tema. Le recordaba a un cuarteto de Haydn cuando en realidad a él le parecía que debería tener el "catolicismo del viejo mundo" de un coral de Liszt. No le gustó en absoluto la introducción lenta. No aprobó el final. Sumisamente, Chaikovski hizo las revisiones, aunque por último él mismo se sintió insatisfecho e introdujo extensos cambios de su propia autoría.

No es sorprendente que Chaikovski se mostrara tan dispuesto a cumplir con la sugerencia de Balakirev en lo que respecta a una pieza basada en la tragedia de amor de Shakespeare. El tema era apropiado, porque el mismo compositor en ese momento estaba involucrado en una historia de amor sin esperanza. Pocos meses antes había caído bajo el hechizo de la cantante Désirée Artót, a la que había visto representar el papel de Desdémona. Chaikovski todavía no había reconocido su homosexualidad, y estaba ansioso por intimar con esta seductora dama. La veía con frecuencia, y empezó a hablar de matrimonio. Si hubieran llegado a casarse, este matrimonio hubiera sido tan desastroso como lo fue la futura unión de Chaikovski que tuvo lugar varios años después, que duró apenas nueve semanas. Pero la misma Artót evitó que se presentaran estas dificultades en algún momento, puesto que en cambio se casó con un barítono español llamado Mariano Padilla y Ramos.

A la Artót aparentemente Chaikovski le agradaba y se había sentido atraída por él como artista, de la misma manera que disfrutaba de "coleccionar" jóvenes admiradores. Por otra parte, Chaikovski realmente creía estar enamorado de ella. Lloró su amor perdido, pero no tan profundamente como podía esperarse de un romántico tan hipersensible. Se identificó con el desgraciado Romeo y de este modo vertió toda su infelicidad y sus ansias de amor en la Obertura de Romeo. Es verdad que, poco después de terminada la obra, asistió nuevamente a una función que daba la Artót-Padilla. Durante toda la función la miró a través de sus largavistas, mientras le corrían las lágrimas por las mejillas. El hecho de componer Romeo debe haber constituido una catarsis suficiente, ya que posteriormente el compositor retomó su vida normal sin mayores penas.

Al recibir la partitura terminada, Balakirev le escribió con alabanzas pero también con una cierta ironía poco amable:

"Es simplemente fascinante. La toco a menudo y quisiera abrazarlo por ella. En la pieza están la ternura y el anhelo del amor y muchas cosas más que deberían llegar directamente al corazón del inmortal Albrecht. Cuando la toco lo visualizo remojándose en su bañera con la misma Artót-Padilla frotándole ardientemente el estómago con fragantes burbujas de jabón."

Seguramente Chaikovski se sintió complacido con la alabanza de Balakirev; sin embargo no queda registro de su reacción con respecto a este affaire que jamás se concretó.

La obertura se ajusta a los lineamientos de la forma sonata más que al argumento de la obra de Shakespeare. De allí que no sea muy específica como música programática. No obstante, ciertos temas efectivamente representan a diversos personajes y episodios del drama. El andante de la introducción, con sus armonías de aire eclesiástico, describen a fray Lorenzo. El allegro siguiente, con sus escalas y ritmos rápidos, representa la enemistad de los Capuleto y los Montesco. El tema de amor, que es una de las melodías románticas más inspiradas de Chaikovski, se refiere el amor condenado de Romeo y Julieta. La obra termina con la muerte de los protagonistas.

Desde el punto de vista musical, así como el programático, la obertura gira alrededor del tema de amor. Chaikovski nos mantiene esperando en suspenso durante mucho tiempo antes de permitirnos oírlos en toda su gloria. Primero oímos la música de fray Lorenzo: acordes sostenidos en los vientos con diversos acompañamientos de arpegios de arpa, líneas de cuerdas y pizzicatos en las cuerdas. Después de un tramo bastante largo de esta introducción lenta, estalla el primer tema de la sección central. Esta música frenética, con sus ritmos angulares, representa a las familias enemistadas. Después de un desarrollo con bastante fuerza, hay una transición -como ocurre en una forma sonata propiamente dicha- hacia el tema de amor.

En un principio, está escrito en forma modesta y, sin embargo, imaginativa, con violas con sordina y un solo de clarinete. No bien acabamos de oír este tema sensual, este desaparece para ser remplazado por una oscilación casi intrascendente en los violines; ahora Chaikovski nos está provocando, porque ya conocemos las bellezas que es capaz de brindarnos. Por fin esta interrupción crece hasta llegar a una nueva exposición del tema de amor, esta vez plenamente extendido. Pero nuevamente la partitura es menos suntuosa de lo que podríamos esperar. Si alguna vez hubo una melodía que requiriera un tratamiento de la sección completa de las cuerdas, es esta tonada romántica de Romeo y Julieta. Pero todavía no. Esta vez le corresponde a las flautas y a los oboes, con un hermoso contrapunto en solo de corno y con las cuerdas relegadas al papel de acompañamiento.

Y eso es todo lo que llegamos a oír del tema de amor hasta mucho después, porque ahora la música pasa a la sección de desarrollo, que se ocupa principalmente del tema de los Capuleto y los Montesco y la melodía de fray Lorenzo. Una exaltación considerable lleva a la recapitulación. Después se vuelve a exponer el primer tema. Y entonces Chaikovski nos da no el tema de amor sino su secuela intrascendente. Entonces, por fin y con tremendo impacto, oímos el tema de amor como siempre supimos que sería: tocado por todas las cuerdas acompañadas por los demás instrumentos. Este es un momento de extraordinaria belleza, no sólo debido al sonido opulento sino también porque se nos ha hecho esperar 15 minutos para oírlo en esta pieza de veinte minutos.

A estas exposiciones extensas del tema de amor sigue una coda. La coda utiliza todas las ideas principales de la pieza y crece en intensidad casi llegando al caos. Hay dos interrupciones, sin duda con la intención de describir la muerte de los dos amantes. Primero, la orquesta se interrumpe súbitamente, excepto por los fagotes, trombones y bajos que la sustentan. Hay un breve acorde súbito y dramático con toda la orquesta: muere Romeo. La música se reinicia y luego se acalla. De pronto hay un feroz redoble de timbales: muere Julieta. Sobre un batir de tambores fúnebres, se oyen reminiscencias torturadas del tema de amor. Vuelve la música de fray Lorenzo igual que al principio, a manera de epílogo. Hay una referencia final a la música de amor.

El desembozado romanticismo de Romeo y Julieta le parece excesivo a algunos oyentes, mientras otros disfrutan entregándose a su desvergonzado sentimentalismo. Pero en esta pieza hay más que lo que aparece en el drama superficial. Hay un sentido de la forma sofisticado, que probablemente es el motivo subyacente por el cual los oyentes se sientan o no atraídos por las obvias expresiones de amor y de muerte, vuelven continuamente a esta música. La pieza es un ejemplo exuberante de música programática, aunque le deba a Shakespeare solamente la inspiración de un bosquejo de argumento. Como manifestación artística está profundamente enraizada en el siglo XIX, no en el siglo XVII.


FUENTE

viernes, 20 de febrero de 2009

LA BOHEME, PUCCINI (gélida manina)






La Bohème es la cuarta ópera de Giacomo Puccini (Después de Le Villi 1884, Edgar 1889 y Manon Lescaut 1893). Sus libretistas, Luigi Illica y Guiseppe Giacosa, eran conocidos hombres de letras; Illica ya había colaborado en Manon Lescaut.
De todas las óperas de Puccini (doce en total, incluida Rondine, que es más una opereta) sólo tres se desarrollan en Italia, su país natal: Tosca, Suor Angelica y Gianni Schicchi. Puccini tenia predilección por los escenarios “exóticos” : para Madame Butterfly y Turandot, eligió el Lejano Oriente, para La Fanciulla del West, el “Salvaje Oeste” en la era de los buscadores de oro en California; para La Bohème, la sociedad marginada de los artistas pobres de París.
Puccini se ha perpetuado en la historia de la ópera como creador de una rica galería de gentiles y encantadoras mujeres, a menudo fascinantes. La Bohème añade otras dos a la larga lista: Mimí y Musetta.
Puccini trabajó en La Bohème desde la primavera de 1893 hasta la Navidad del año 1895. El estreno se realizó en el teatro Regio de Turín, el primero de febrero de 1896, tres años justos después del de Manon Lescaut, el mismo día y el mismo lugar. Puccini y sus dos libretistas, Giacosa e Illica, tomaron el argumento de la ópera La Bohème de una novela del escritor parisiense Henri Murger, que se publicó en 1846 en una revista parisina y más tarde en forma de libro, con el título Scènes de la vie de Bohème.
A menudo se ha asegurado que los personajes de esta famosa obra han salido de la vida real. El musicólogo Mosco Carner comprobó la similitud del poeta Rodolfo con el propio Murger, de manera que escenas de la vida de Bohemia, sería, al menos en parte, una obra autobiográfica. El pintor Marcello tendría su origen en un escritor de apellido Champfleury y en dos pintores, Lazar y Tabar; el músico Schaunard se llamaba Alexandre Schainne en la vida real. A juicio de Mosco Carner, el filósofo Colline sería el retrato de dos tipos estrafalarios, Jean Walon y un tal Trapadoux. Musetta se habria llamado en la vida real Marie Roux, amante de Champfleury. Mimí fue una creación de Illica, Giacosa y Puccini; en la novela de Murger sus cualidades y vicisitudes se reparten entre varios personajes femeninos, cuyos modelos en la vida real habrían sido María Vidal, Lucille Louvet y otras.
En 1849 Murger adaptó su novela para el teatro con el título La vie de Bohème; los tres autores de la ópera La Bohème se basaron fundamentalmente en esta obra. En La Bohème, Puccini reunió en su música elementos de distintas corrientes. Las arias y los dúos de amor de los actos primero y último se pueden atribuir al Romanticismo Tardío, el comienzo del tercer acto con la silenciosa y desalentadora nevada en una alborada gris al Impresionismo y algunas cosas del segundo acto al Verismo.
El primero de Febrero de 1896, el público de Turín descubre La Bohème en el Teatro Regio. La dirige Arturo Toscanini ; Cesira Ferrari y Evan Gorga interpretan los papeles de Mimí y Rodolfo respectivamente. Ese mismo año, el éxito en Roma y Palermo confirma su aceptación superando las malas críticas que la prensa la deparó en Turín.


Argumento

En Paris,
en el barrio latino alrededor de 1830




Acto primero: Una buhardilla


--------------------------------------------------------------------------------


Ahí viven Rodolfo el poeta, Marcello el pintor, Colline el filósofo y Schaunard el músico: A pesar del frío y de las privaciones propias de la miseria, la despreocupación y el buen humor estallan en cuanto una mejoría, incluso efímera, de la situación se presenta. Rodolfo intenta escribir mientras Marcello trata de pintar: Hace tanto frío que Rodolfo sacrifica el primer acto de su manuscrito por una breve fogata. Colline regresa con sus libros que no ha logrado vender en la casa de empeño. Un segundo acto acaba en la chimenea. Schaunard, más afortunado, llega con un poco de comida y leña. Todos se alegran.
En ese momento se presenta Benoît, el casero, que viene a reclamar lo que le deben. Le hacen beber, hacen como que están escandalizados por su conducta ligera y le echan de la habitación. El Café Momus, en el barrio latino, les espera. Rodolfo se queda solo para acabar de escribir.
Llaman a la puerta. Una voz dulce. Rodolfo se precipita hacia la puerta. Una mujer joven y frágil pide que le dé fuego. El insiste para que entre; ella se encuentra mal. Rodolfo se apresura y le ofrece un poco de vino. En cuanto se encuentren mejor, la mujer coge su vela y quiere irse. En el umbral, se da cuenta de que ha perdido la llave. Ambos empiezan a buscarla, las velas se apagan y Rodolfo descubre su pequeña mano ¡ tan fría!; entonces se presentan el uno al otro: “Chi son? Sono un poeta.” “ Mi chiamano Mimí “…Rodolfo anuncia a sus amigos, que le están llamando, que no está solo y que en poco tiempo se reunirá con ellos. Mimí le acompaña.



Acto segundo: Callejuelas, una plaza, biendas y el Café Momus


--------------------------------------------------------------------------------


Víspera de navidad; la muchedumbre deambula ruidosamente en medio de los gritos de los vendedores. Los cuatro amigos hacen compras. Rodolfo regala a Mimí un pequeño sombrero rosa. Se reúnen en el Café Momus. Rodolfo presenta a Mimí. Se pide la cena. La conversación es animada. De repente, Marcello se calla: “ ¡Essa!”. Una mujer muy guapa acaba de aparecer; es Musetta, coqueta, cogida del brazo de su nuevo amante Alcindoro. Mira hacia la derecha, hacia la izquierda, en busca de alguien. Percibiendo la mesa de los cinco amigos, le dice a su amante, que se sienten en la mesa de al lado que acaban de dejar unos burgueses incomodados por un vecindario demasiado exuberante. Alcindoro protesta pero obedece. Musetta hablando en voz baja trata de llamar la atención de su antiguo amante. Se quita a su amante de encima pretextando un dolor de pies y mandándole buscar un par de zapatos al zapatero de al lado.
Mirando la cuenta, los cuatro amigos, consternados, comprueban que ya no tienen dinero. Musetta pide al camarero que añada esa cuenta a la de Alcindoro. Aprovechando la confusión creada por los mirones que se agolpan para ver el desfile militar, Marcello y Colline alzan a Musetta, incapaz de andar descalza y todos juntos se pierden en la muchedumbre. A su regreso al Café, Alcindoro con su par de zapatos, viendo la cuenta y la ausencia de Musetta se derrumba estupefacto y pálido sobre una silla.




Acto tercero: La barrera d´Enfer


--------------------------------------------------------------------------------


La barrera de aduanas y al fondo la carretera de Orleáns. Una taberna y sobre su entrada el cuadro de Marcello “ La travesía del Mar Rojo”; debajo la inscripción “ en el puerto de Marsella”. Árboles. Hace frío; todo está nevado ; una escasa luz anuncia el alba. Los aduaneros dormitan delante de su brasero mientras se ven a los barrenderos tras la verja cerrada de la barrera. Algunos gritos salen de la taberna. Llega Mimí ; pregunta a un aduanero donde trabaja Marcello el pintor, y pide a una camarera que sale de dicha taberna que busque a Marcello. Llega enseguida y se extraña de encontrarla ahí. Mimí le cuenta lo celoso que es Rodolfo ; solo ve como solución la ruptura. Le pide su ayuda. Rodolfo se encuentra en la taberna. Mimí tiene el tiempo justo para alejarse cuando éste sale acercándose a su amigo Marcello. Le confiesa todo ; no tanto sus celos sino la preocupación que le atormenta : Mimí está gravemente enferma ; está desahuciada ; sólo puede ofrecerle la miseria y su amor y esto no puede salvar su vida. Tiene que dejarla. Mimí escondida detrás de un árbol lo ha escuchado todo. Un acceso de tos y unos sollozos la traicionan. Rodolfo va hacia ella, la coge con ternura en sus brazos. Mimí acepta marcharse pero el invierno es aún muy largo y tan triste para los que están solos, que deciden al final separarse en primavera. Al dúo de amor de Rodolfo y Mimí responden las riñas habituales de Marcello y Musetta que una vez más se separan con gritos y reproches.



Acto cuarto: En la buhardilla del primer acto.


--------------------------------------------------------------------------------


Marcello y Rodolfo intentan trabajar ; pero no paran de pensar, el uno en Musetta, el otro en Mimí. Llegan Schaunard y Colline, cargados de escasas provisiones : cuatro panes grandes y redondos y un arenque.
Los cuatro se toman la situación con buen humor y se ríen. En medio de este festín, la puerta se abre ; Musetta entra muy agitada. Mimí esta ahí, agotada, en el último escalón. Rodolfo se apresura y ayudado de Marcello, la llevan hasta la cama. Mimí quería morir junto a Rodolfo y Musetta la ayudó a llegar hasta allí. No hay nada en la Buhardilla ; Musetta da sus pendientes a Marcello para que los venda. Y cambiando de parecer, sale con el para encontrar el manguito soñado por Mimí que alivie el frío de sus manos. Colline lleva su querido abrigo a la casa de empeño para poder comprar y pide a Schaunard dejar a Mimí y Rodolfo a solas. Los dos amantes recuerdan con ternura el pasado: su primer encuentro. Mimí se sofoca. Oyendo gritar a Rodolfo, Schaunard entra y se precipita a la cabecera de la enferma. Ella abre los ojos y los tranquiliza con una sonrisa. Musetta llega con el manguito, Marcello con un reconstituyente. Mimí se alegra de meter sus manos en algo tan caliente y suave. Se adormece mientras Musetta prepara la bebida. Rodolfo se aleja para esperar la llegada del médico. Schaunard se acerca a la cama; abatido vuelve junto a Marcello y le dice que Mimí ha fallecido. Rodolfo trata de ocultar el sol que juega sobre el rostro de la enferma. Colline llega, deja el dinero sobre la mesa y le ayuda. Rodolfo ve el extraño aspecto de sus amigos y corre hacia Mimí ; desesperado, la abraza ; Todos se sienten abatidos presos de una tristeza muy grande.

jueves, 19 de febrero de 2009

CASTA DIVA-MARIA CALLAS- NORMA




Personajes:Norma, sacerdotisa de los druidas - Soprano dramática de coloratura Grandes exigencias vocales, con gran agilidad y potencia.
Pollione (Polión), procónsul romano y gobernador de la Galia - Tenor lírico-ligero con agudos importantes. Actualmente suele ser representado por tenores lírico-spinto.
Adalgisa, sacerdotisa de los druidas - Soprano con agilidad y trinos importantes. A veces representaba el papel una mezzosoprano.
Oroveso, gran sacerdote de los druidas - Bajo. Carácter de autoridad y seriedad.
Clotilde, ayudante y amiga de Norma - Soprano, a veces una mezzosoprano. Papel secundario.
Flavio, ayudante de Pollione - Tenor lírico. Papel secundario.
Dos niños o niñas, hijos de Norma. Papeles mudos
Coro

Argumento Lugar en el que se desarrolla la obra: la Galia Época: siglo I A.C. (ocupación romana)

Norma es una sacerdotisa de los druidas. Pese a sus votos litúrgicos de castidad, mantiene un idilio secreto con el gobernador romano Polión, al que ha dado dos hijos. Este romance hace que Norma trate por todos los medios de acallar la rebelión contra Roma, esperando que se establezca la paz entre los dos pueblos y así no perder a su amado.

Sin embargo Polión se enamorará de Adalgisa, otra de las sacerdotisas druidas, lo que provocará el desengaño de Norma y que convenza a los druidas para que ataquen Roma.

Tras el ataque, Polión ha de ser sacrificado a los dioses en honor a la victoria, no obstante él no quiere abandonar a su nuevo amor. Esta lealtad hace que Norma se autoinculpe de traición recapacitando sobre sus actos.

El amor de Polión vuelve a renacer y ambos suben juntos a la hoguera.


Acto I [editar]Sacerdotes y guerreros galos se reúnen en un bosque en espera de que la sacerdotisa Norma dé la orden de atacar a los romanos. Norma, que esta enamorada de Polión, gobernador romano de la Galia, pide la paz. Ella no sabe que su enamorado la está olvidando al fijarse en otra mujer, la también sacerdotisa Adalgisa.

Adalgisa, presa de sus remordimientos, pues se debate entre su amor a Polión y sus votos ceremoniales, pide consejo a Norma. Norma queda conmovida por su historia (que tanto se parece a la propia) y, puesto que no sabe el nombre del amado, exime de sus votos a Adalgisa. Cuando Norma se entera que su enamorado es el mismo de Adalgisa, entrará en cólera.


Acto II [editar]Norma pretende matar a sus hijos por despecho, pero en el último momento es incapaz de cometer semejante crimen. Confía en el arrepentimiento de Polión, pero todos sus esfuerzos son en vano, razón por la que finalmente da la orden de ataque contra los romanos.

Según la tradición, Polión ha de ser sacrificado a los dioses, pero Norma, que no se resiste a perderlo, trata de convencerlo buscando así una justificación para perdonarle. Polión no quiere abandonar su nuevo amor.

Por este motivo, Norma, que se ve envuelta en un sinfín de sentimientos contradictorios, debatiéndose entre la lealtad a su pueblo, el amor al romano y sus remordimientos por haber traicionado sus votos, decide acusarse de traición, revelar a su pueblo su deslealtad y ser ella la que vaya a la hoguera de los sacrificios.

Polión, al ver la actitud de Norma, se vuelve a enamorar de ella y la acompaña al sacrificio. Ambos suben de la mano a la hoguera.


Norma es una ópera en dos actos con música de Vincenzo Bellini y libreto de Felice Romani (basado en una tragedia de Alexandre Soumet), estrenada en La Scala de Milán, el 26 de diciembre de 1831.

Es una ópera de bel canto. El personaje de Norma se considera como uno de los más difíciles del repertorio para soprano. Fue creado para Giuditta Pasta, para quien también se creó el rol de Amina en (La sonnambula). En el siglo XX pocas cantantes pudieron acometerlo con éxito, entre ellas se destacan las interpretaciones de Rosa Ponselle en los años 20, Joan Sutherland y Maria Callas en los años 50 y 60. Más recientemente se ha impuesto la interpretación de Montserrat Caballé.

La trama gira en torno al amor que siente la sacerdotisa Norma por Pollione, procónsul romano. Él, padre de sus hijos, ama a otra mujer, Adalgisa, también sacerdotisa.

Estreno en España: Teatro del Príncipe (Madrid) 1834.